Las crónicas de Saimon

Reflexiones sobre tecnología, inteligencia artificial y la poesía de la creación

Ya sabes que la palabra poesía tiene numerosas acepciones, y expresa en general la causa que hace que una cosa, sea la que quiera, pase del no-ser al ser, de suerte que todas las obras de todas las artes son poesía, y que todos los artistas y todos los obreros son poetas.
Diotima a Sócrates. El banquete, Platón

La poesía de la creación

Desde las letras hasta la tecnología tienen la facultad de permitirnos experimentar el asombro. Algunas veces lo hacen desde planos más estéticos, como cuando conectamos con una canción donde hay algo que nos cautiva. Esos momentos donde de repente, se hace visible la melodía que dibuja un bajo. Me gusta la idea de darle visibilidad a los sonidos y sonidos a lo visible. Es así como la nada se encienden las luces y se abre un Telón. Aparece un bajista iluminado tocando magistralmente en el escenario. Pero la atención se detiene en la melodía, un patrón de notas emerge, nos deslumbra y lo escuchamos atentamente. Después de eso no hay vuelta atrás, lo terminamos quemando de escucharlo tanto. Y eso es sólo una muestra, la belleza que despierta el asombro puede llegarnos en forma de notas salidas de un instrumento, en ver cómo un interprete balbucea la melodía que tañe en su chelo, o en un tango donde las letras y la melodía se vuelven versos de una poesía de arrabal. Llena de reminiscencias, amores y viejos anhelos; que llegan en forma de versos cargados de saliva, subidones de volumen y lágrimas, que se ven caer sobre unas copas de guaro, donde todavía sobrevive el tango.

Pero la capacidad de generar el asombro no es exclusiva de las letras y la música. La ciencia y la tecnología son un despliegue de genialidad y creatividad que tiene la costumbre de terminar metida en la cotidianidad. Pero que cuando se nos revela, insiste en deslumbrarnos. Algo de eso se puede apreciar en la nueva carrera espacial del capital privado, donde a diferencia de la que ocurrió en la era soviética, ésta se rige por las reglas del mercado. Y es así como podemos presenciar una pugna de magnates exhibiendo orgullosamente sus falos intergalácticos, que prometen elevarse muy alto. Permitiéndonos ver a un sonriente Richard Branson a bordo de su  primer viaje privado al espacio, mirando hacia la tierra mientras nos regala un inspirador discurso dirigido a los pequeños niños de la tierra, invitándolos a soñar alto, muy alto (¿lo suficientemente alto?).

Tomado de Rick And Morty oficial en Twitter(https://twitter.com/RickandMorty/status/1417616760191086593)
Tomado de Rick And Morty oficial en Twitter(https://twitter.com/RickandMorty/status/1417616760191086593)

Pero, confieso que en mi caso ese momento de asombro espacial se lo llevó primero Elon Musk, con el lanzamiento del Falcon Heavy. Fue como ver el primer alunizaje que haya vivido en mi tiempo. Aunque sin tripulantes humanos, pudimos ver en vivo a un Starman a bordo de un Tesla rojo descapotado, aunque esta vez sin el vientecito de la libertad . Vimos un humanoide sintético invitándonos a soñar con algún día ocupar su lugar, viajando hacia Marte sin gravedad, en un día en que con suerte no habrá mucho tráfico intergaláctico, o basura espacial que nos retrase; mientras miramos por el retrovisor cómo se va perdiendo un pálido punto azul en la inmensidad del espacio. Con una inscripción cerca al volante dónde se lee Made on Earth by Humans y la homóloga canción de David Bowie acompañando la travesía. El combo completo para sacar lagrimas sintiéndonos ciudadanos de la tierra. Un despliegue de genialidad humana, marketing y de capital financiero. Haciendo cosas asombrosas en pro de un emergente mercado intergaláctico. Hasta ahora dirigido al selecto 0,000000368% de terrícolas, con billeteras lo suficientemente astronómicas, como para hacerle algún honor a la inmensidad del espacio.

En cualquiera de las maneras como experimentemos la belleza del asombro (unas más retorcidas que otras pero quien soy yo para juzgar),  se puede advertir la poesía de la creación. Cuando a través del arte, la naturaleza , la ciencia o la tecnología; experimentamos ese especial estremecimiento, que sentimos al conectar con algo que pasó del no-ser, al ser.

 

La búsqueda de seres fabricados

— Agua, 35 litros. Carbono, 20 kilogramos. Amoniaco, 4 litros, Cal viva, 1.5 kilogramos. Fósforo, 800 gramos. Sal, 250 gramos. Salitre, 100 gramos. Azufre, 80 gramos.Fluor 7,5 gramos. Hierro, 5 gramos. Silicio, 3 gramos. 
 — Ahora a escribir la formula de la construcción
 Edward Erich. Full metal Alchemist.

 
Árbol de la vida, Cábala (Fuente Wikipedia)
Árbol de la vida, Cábala (Fuente Wikipedia)

Para quienes vimos Full metal Alchemist, una pieza maravillosa del anime nipón, nos será familiar el nombre von Hohenheim, quien en un episodio se nos revela que en el pasado había sido conocido como el esclavo número 23 del país de Xerxes. Escogido por su su maestro para realizar un extraño experimento alquímico con su sangre, le da vida a un pequeño ser encerrado en un frasco. El pequeño homúnculo sin cuerpo conocido como el enano del frasco, conoce al esclavo número 23 mientras éste hacía oficios en un antiguo laboratorio medieval, y a partir de ese momento su vida sería otra. El pequeño ser le ofrece un nombre y el conocimiento suficiente para dejar de ser un esclavo. Aunque no era consciente, el esclavo deseaba la libertad en lo profundo de su corazón y termina seducido por el ofrecimiento del enano. Lo que ignoraba El número 23 es que el homúnculo tenia sangrientos planes entre sus diminutas manos. Porque al igual que el esclavo compartía su mismo anhelo de libertad, y con ésta, perseguir su ambición de saber lo que Dios sabe; empresa que requería el poder de la piedra filosofal . El pequeño ser terminó consiguiendo su objetivo a costo de la sangre de un país entero. Hohenheim se convertiría en una piedra filosofal viviente con el poder de la inmortalidad . Y a partir de ese momento volverá a ser un esclavo, pero esta vez de su propia culpa y remordimiento, con miles de almas sacrificadas dentro de sí recordándoselo.

El homúnculo del frasco bautizando al esclavo número 23 (Fuente: Netflix)

Pues resulta que Theophrastus Phillippus Aureolus Bombastus von Hohenheim existió y se denominó así mismo como Paracelso, un nómbre que en latín significa «igual o semejante a Celso», médico romano del siglo I a quien admiraba. Paracelso, el von Hohenheim de la vida real, que sepamos no tuvo una vida de tanto sufrimiento como su tocayo del anime. Era un médico y astrólogo suizo del siglo XVI que mezclaba sus conocimientos con fines médicos, y eso incluía el conocimiento prohibido de la Alquimia. Se dice que mediante la piedra filosofal, los alquimistas podían transmutar metales para conseguir el más noble y pervertidor de corazones de todos ellos, el oro. Pero se dice también, que la alquimia buscaba realmente transmutar la mente y el medio buscando unir al ser humano con el conocimiento y las estrellas. Esa búsqueda llevó a Paracelso a una creación más especial y mística. La creación de un hombre fabricado por él, un homúnculo. Paracelso dijo haber creado uno con la ayuda de la piedra filosofal, la misteriosa piedra que en el mundo de Full metal Alchemist viene con un costo de sangre muy alto. El pequeño ser sería su ayudante, pero, al igual que el enano del frasco, compartía los mismos deseos de libertad  y huyó de su creador. De nuevo las banderas de la libertad haciendo estragos. Viejo y enfermo Paracelso ordenó que lo mataran y dejó instrucciones para que cortaran su cuerpo en pedazos. Sus restos debidamente porsionados debían enterrase  en estiércol de caballo. Un plan con el que buscaba revivir como un ser joven, pero que según la leyenda terminó estropeado cuando lo desenterraron más temprano de lo que esperaba. 

Flammarion engraving. A modern colorized version of the engraving. (Fuente: Wikipedia)

Al igual que los alquimistas, los cabalistas también creían en la posibilidad de un hombre fabricado y podríamos decir que su piedra filosofal eran las sílabas cabales. En el relato judío, Judá León, siendo rabino en praga le dió vida a un Golem hecho de barro, la misma materia primigenia con la que Diós creó el hombre. El rabino creó al Golem con fines desde nobles hasta prácticos. Su misión principal era proteger el gueto judío de los ataques antisemitas en Praga, labor que no le impedía ayudarle con los quehaceres de la sinagoga en días menos agitados. El rabino le dio vida a la criatura moldeando una figura de arcilla, hasta que al fín pronunció el Nombre que es la Clave, la puerta, el eco, el huésped y el palacio. Los cabalistas interpretan la Biblia como un texto sagrado, donde cada letra ha sido divinamente planificada y puesta ahí por el mismísimo Dios (incluso antes de ser inventadas, ¿o descubiertas?). De suerte que las letras cargan un poder divino, y al ser pronunciadas en la combinación adecuada, al igual que hizo Dios con Adán en el jardín, pueden darle vida a un ser hecho de barro.

Sediento de saber lo que Dios sabe,
Judá León se dio a permutaciones
de letras y a complejas variaciones
y al fin pronunció el Nombre que es la Clave,
la Puerta, el Eco, el Huésped y el Palacio,
sobre un muñeco que con torpes manos
labró, para enseñarle los arcanos
de las Letras, del Tiempo y del Espacio.
 — El Golem, Borges.

Para escépticos más contemporáneos que ignoramos  las sílabas cabales y los poderes de las eses equinas, la piedra filosofal la podríamos interpretar como la mente humana. Algo que nos fue dado, para que con el conocimiento adecuado, hagamos la transmutación necesaria para que una cosa, sea la que quiera, pase del no-ser al ser. Pareciera como si quisiéramos acercarnos a una divinidad perdida cuando creamos. En la actualidad la creación de seres fabricados a nuestra imagen y semejanza nos sigue inquietando y tenemos nuevos medios más eficientes que el estiércol equino para crearlos.

Hoy ya convivimos con homúnculos basados en silicio con y sin cuerpo. Pequeños Golems que por ahora todavía nos obedecen y ponen la música que les pedimos, al menos la mayoría de las veces. Por alguna razón Alexa insiste en ponerme la versión más extraña de cualquier canción de The Beatles que le pida. Juraría que alguna vez me puso una versión koreana de Tomorrow never knows, aunque no podría comprobarlo. Seguro el algoritmo mañana será mejor, aunque mañana nunca se sabe (suena una batería) . Pero lo importante es que hoy no hay que ir por ahí andando la calle con una bolsita de estiércol para llevársela al Alquimista de confianza. Tampoco hay necesidad de rezarle el rosario a la divinidad, con todo y los gozosos y los gloriosos, para que todo salga bien. Para que el ayudante que nos van a fabricar no nos vaya a salir vándalo. Nadie quiere un ayudante vago, y ¡que Dios nos libre de que nos salga mamerto comunista el enano! Lo menos que necesitamos es más vagos escapando a la calle sin trabajar. Haciendo huelgas y reclamando qué, ¿derechos humanos?. Que sea un buen siervo es indispensable, y por fortuna hoy tenemos a disposición un catálogo creciente de homúnculos tecnológicos para ayudarnos.

Algunos tienen cuerpos de plástico y metal, otros , al igual que el enano del frasco son una entidad a la que podemos acceder en cualquier momento y de diferentes formas. Pueden entender la voz, algunos vienen con pantallas táctiles y otros pueden adquirir formas, tamaños y colores de todo tipo cuando trasladan hacia algún metaverso virtual emergente. 

Enano del Frasco| Homúnculo original. Full metal Alchemist (Print screen de Netflix)
Homúnculo del frasco. Full metal Alchemist Brotherhood
Un Echo dot de 4a Generación Con ojos de el Homúnculo del Frasco
Un Echo dot de 4a generación con ojos de el homúnculo del frasco.

También hay de los que tienen cuerpo físico diseñados para el movimiento. Podemos conseguir neo-Golems que nos barran toda la sinagoga. A diferencia del torpe Golem del rabino, estos barren rápido, con gracia y salvo algunos ataques con heces de mascotas, por ahora nadie ha salido herido de manera seria. Otros tienen extremidades y un nivel de motricidad tal que que compiten con las coreografías de los koreanos de Twitter.

Con y sin cuerpo, el catálogo de homúnculos de silicio es creciente y cada vez más accesible. Las capacidades de estos seres fabricados residen en la tecnología,  otra clase de ocultismo que en su estado del arte nos trae el asombro y nos parece magia. Una serie de artificios tecnológicos cuya  fuente de poder y conocimiento vive en una  nube. ¿Se imaginan explicarle eso al Paracelso medieval?. Los homúnculos actuales por ahora no quieren escaparse de nosotros, por el contrario, están obsesionados con aprender de nosotros. Son omnipresentes y pueden llegar a cualquier lugar conectado. Están en nuestros teléfonos y también nos esperan en casa recordándonos la cita que tenemos mañana temprano.

Unos hablan, otros bailan, otros tienen extremidades y brazos, unos cuestan millones de dólares, otros vienen en forma de aplicación para nuestro celular,  otros los conseguimos en el Amazon que tengamos al lado y muchos de ellos nos vigilan para luego vendernos cosas con nuestros datos. Es como el principio del intercambio equivalente de Full Metal Alchemist, pero con  fines de mercado. El principio dice que para transmutar algo, es decir , para convertir una cosa en otra, siempre tienes que dar algo a cambio (pasa en la vida, pasa en TNT). Hoy lo que damos a cambio por la mayoría del  software gratis que usamos son nuestros datos, que son transmutados y dirigidos hacia nosotros en forma de anuncios publicitarios. Desde el caso de Cambridge Analítica, nos acostumbramos ya a ver a un Zuckemberg de traje dejando sus camisetas grises a un lado.  Llendo a  rendir  cuentas ante  algún estrado del mundo. La unión europea hace algunos intentos por regular a los gigantes tecnológicos que fabrican nuestros preciados homúnculos, obsesionados por nuestros datos. Pero al menos en Estados Unidos tienen la influencia y el lobby necesario, y la tendrán por un rato.

¿Pero será que siempre  tienen que terminar siendo unos diablillos estos enanos?,  ¿habrá cabida para otro tipo de Golems que no usen nuestros datos con fines publicitarios?.  Diezonce nació haciéndonos preguntas como esas, y dejando a un lado la comodidad del cinismo racional decidimos crear a Saimon.

Un Golem hecho de bytes

 

Saimon es un Golem que nació con el propósito de ayudar con la accesibilidad de la educación. Nació entre conversaciones de balcón al percatarnos de una problemática acrecentada por la pandemia. Su construcción ha significado una serie de aprendizajes en torno a la creación desde perspectivas técnicas, de arte y de producto. Las crónicas de Saimon pretender ser un compendio de algunas reflexiones y especulaciones en torno a la creación tecnológica.

Desde que comencé a experimentar con las capacidades de la inteligencia artificial a la hora de desarrollar aplicaciones, me ha gustado verla como la capacidad de darle sentidos al software. Desde aquellos días donde la inteligencia artificial empezaba a bajar del Olimpo de los gigantes tecnológicos, he venido comprendiendo que la ingeniería de software  y la ciencia de datos están cada vez más destinados a entrelazarse. Cuando experimenté con la capacidad de los modelos Transformers para entender datos desestructurados me impresionó la capacidad de la atención aplicada  en el lenguaje cuando se tiene un dataset, un pipeline de datos y el cómputo GPU necesario . Para alguien que viene del mundo de la ingeniería de Software como yo, experimentar con modelos de Deep learning en la construcción de software me llevó a nuevas visiones sobres los datos y a entender que están hechos para algo más que ser guardados y consultados. Comprendí también de mejor manera que la ingeniería aplicada a los datos es fundamental para aprovecharlos. Estas búsquedas y nuevas perspectivas me llevaron a adentrarme al mundo de Python y a comprender un poco mejor otras posibilidades con los datos.

Python, Alchemical and Rosicrucian compendium. (Fuente:Yale Beinecke Digital Collections)

A través de estas crónicas pretendo compartir y conversar sobre la creación de homúnculos hechos de bytes. Aunque el ecosistema de Python estará presente, no pretendo compartir una perspectiva única de ciencia de datos, será más bien desde la construcción, la ingeniería de software con algunos stacks tecnológicos y al igual que éste artículo; con algunas licencias literarias. Me gusta la idea de  construir con tecnología de manera más integral y agnóstica. Haciendo también un poco de resistencia a la sobre-especialización y  religión de los frameworks que abundan en el mercado tecnológico de habilidades hiperespecializado (estamos condenados a saber cáda vez más de cáda vez menos?).

A través de estas especulaciones me gustaría que me acompañen en la creación de un homúnculo hecho de bytes. Primero le daremos vida a un Golem, luego le daremos capacidades de lenguaje, visión y conocimiento. Nos meteremos un poco con la hechicería del lenguaje usando modelos Transformers. Punto para los bytes, los Golems de barro tenían prohibido el lenguaje por mandato divino.  La motivación de compartir estas especulaciones en un mundo donde hay Netflix, constituye también un acto de resistencia al síndrome de impostor que me ha acompañado. No pretendo compartir verdades fácticas, como diría el poeta, yo sólo vine a compartir perplejidades.

Estas crónicas han sido inspiradas en El Golem de Borges  , poema que trata sobre la creación del rabino de Praga no exenta de horas de angustia y de luz vaga (Aquí puedes escuchar  una versión narrada). Creo que hay poesía en la creación donde se entreteje el arte y la tecnología y en Diezonce hemos querido compartir algo de eso. Si te gustó el artículo  suscríbete para que te enteres cuando haya más, o dame feedback en los comentarios.

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Autor

Jorge Henao

Me gusta construir Golems hechos de bytes y compartir cosas que aprendo de tecnología, Inteligencia artificial y la sociedad.

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