Si el sueño fuera (como dicen) una tregua, un puro reposo de la mente, ¿por qué, si te despiertan bruscamente, sientes que te han robado una fortuna?
¿Por qué es tan triste madrugar?
La hora nos despoja de un don inconcebible, tan íntimo que sólo es traducible en un sopor que la vigilia dora de sueños, que bien pueden ser reflejos
truncos de los tesoros de la sombra, de un orbe intemporal que no se nombra y que el día deforma en sus espejos.
¿Quién serás esta noche en el oscuro sueño, del otro lado de su muro?
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