Antes era fácil con ellos: les dábamos un cuello duro una flor loábamos sus nombres en una larga lista: que los recintos de la patria que las sombras notables que el mármol monstruoso.
El cadáver firmaba en pos de la memoria iba de nuevo a filas y marchaba al compás de nuestra vieja música.
Pero qué va los muertos son otros desde entonces.
Hoy se ponen irónicos preguntan.
¡Me parece que caen en la cuenta de ser cada vez más la mayoría!